Friday, August 01, 2008

Warpaint comentario Rockaxis.com

The Black Crowes[Warpaint]

2008. Silver Arrow
Qué esperar de los Black Crowes a estas alturas, si uno sabe que no van a hacer nada que no se haya escuchado antes, y ya con “Lions” sonaban agotados. Ese era un cuestionamiento generalizado. Personalmente, sí tenía la duda de “¿quedará magia todavía?”, pero no me tragaba eso de que la fórmula está agotada. Hoy por hoy, nadie está inventando nada, así es que me daba lo mismo eso. No hay que perder nunca la fe en las grandes canciones, materia en la que The Black Crowes se manejan como maestros.
Comercialmente, hace un par de años los Cuervos Negros revivieron gracias al excelente “Lost Crowes”, que era una colección de temas inéditos de lujo. Desde el punto de vista artístico, aquel lanzamiento no pudo venir en mejor momento. Lo mejor de aquel material venía de la época de “Amorica”, esa sublime colección de canciones de 1994. “Warpaint” aparece hoy, 14 años después, y suena casi como la continuación natural de aquel trabajo. Casualidad o no, el asunto funciona.
Desde “Amorica”, lo mejor de los Crowes había sido “By Your Side”, una tremenda dosis de vibrante rocanrol. De “By your Side”, sigámoslo, en “Warpaint” queda muy poco. Hasta “Lions” parece haber dejado una huella más potente. Esto debe aclararse para quienes no hayan escuchado el álbum ya y lo intenten descubrir a través de este comentario, porque si uno se dejaba llevar solo por el single, la sensacional ‘Goodbye Daughters of the Revolution’, no habían mayores pistas de lo que el nuevo CD podía ofrecer. ‘Goodbye Daughters…’ es Black Crowes clásico, a la primera pasada ya tienen ganada su entrada a la inmortalidad, pero no guarda mucha relación con el resto de la placa.
El hacer un link con “Amorica” apunta principalmente a que aquel LP no tenía casi ninguna canción ganadora o pegadora. Para estuvieron “Shake your Money Maker” o el mismo “By Your Side”. Lo central ahí eran las buenas composiciones, más pausadas, más cerebrales, y al mismo tiempo más voladoras. “Warpaint” está lleno de eso mismo. ‘Walk Believer Walk’ es un tirante blues muy poco agraciado, pero Chris Robinson se preocupa de impactar con su voz y atraer al auditor casi a la fuerza.
Los hermanos Robinson siempre hicieron buenas baladas. Casi siempre llenas de alma. Pero no recuerdo ninguna tan pura y sobrecogedora como ‘Oh Josephine’, probablemente el mejor momento de este disco. Sorprende, porque emociona sin necesidad de exceso de volumen, sin que Chris tenga que gritar; porque el coro no es precisamente fácil de enganchar; y porque en más de 6 minutos y medio, cada segundo es seguido por otro aún mejor. Ayuda también que en “Warpaint” no haya coristas, que las segundas voces las hagan los mismos músicos, y no chicas invitadas a sazonar el asunto. Tal vez por eso suena más aterrizada y cercana, y no tiene ese aire casi religioso. Y antes que se me olvide, la salida de Marc Ford no es fácil de cubrir, pero al menos el sonido que se logra con él en la banda está muy cerca del que sale por los parlantes en este nuevo LP, y en ‘Oh Josephine’ se nota. La vieja escuela no se extraña, en gran parte gracias al trabajo del nuevo guitarrista, Luther Dickinson.
Esa sangre antigua sigue fluyendo en tracks como la deliciosa ‘Evergreen’, y en menor medida en ‘We Who See the Deep’, cuyo riff parece encaminarnos a algo realmente potente, pero tropieza, pese a que ya para el coro está 100% recuperada. Grandes coros y tremenda guitarra. La dupla Rich Robinson-Dickinson funciona, eso es un hecho.
Fuera la potencia, llega el color radiante de las guitarras de palo y la mandolina en ‘Locust Street’, uno de los momentos más bellos del álbum. Desde el fondo, las tonalidades bluseras completan el hermoso cuadro. Ese blues que en ‘Movin’ On Down the Line’ parece despertar tarde, mientras Chris dice “it’s alright sisters, it’s alright brothers”, como voces que se repiten en la cabeza mientras sale el sol, comenzando así un tremendo corte. Otra vez, ése es coro.
Pero hay más. Si ‘Oh, Josephine’ es la joya del disco, a ‘Wounded Bird’ le vamos a buscar un calificativo en la misma línea. ¡Qué tremendo tema! Potencia en las guitarras (acá sí, “By your Side” dice “hola qué tal”). Y un texto que refleja mejor que nada lo que son los Black Crowes: “need no wing, just set your mind to fly”. Tremendo temón, que se repita varias veces en tu reproductor, es de esas canciones que nunca se agota. Y claro, ‘Wounded Bird’ vuela y vuela, porque termina allá arriba, en el mismísimo cielo.
La prédica de ‘God’s got It’, que es un cover de hecho, pasa colada, y uno la disfruta como uno de los momentos más alegres del disco. ‘There’s Gold in Them Hills’ es distinta a todo el disco. Es más gringa que cualquier otra cosa que recuerde de los Black Crowes, no es guiada por las guitarras, pero no desentona. El final llega con ‘Whoa Mule’, una canción que fue grabada al aire libre, y que si la escuchan con audífonos podrán notar la diferencia de sonido con los otros temas. Pero lo más importante no es ese detalle, sino la notable composición que, otra vez, nos ofrecen los hermanos Robinson para cerrar el CD. Sicodélica, con influencias más hindúes, llena de ese espíritu fraterno que acompaña siempre los mejores momentos de los Crowes. Chris canta como siempre debería hacerlo (sin desconectarse de la canción), las percusiones son el soporte para cuerdas, guitarras y quién sabe qué otro instrumento que hace de ‘Whoa Mule’ uno de los cuadros más coloridos que recuerde últimamente, sin ser una volada de esas incomprensibles o que no tienen ni patas ni cabeza.
Si ‘Goodbye Daughters of the Revolution’, ‘Oh Josephine’, ‘Wounded bird’ o ‘Whoa Mule’ hubiesen formado parte de algún disco noventero de los Black Crowes, de seguro que integrarían el lote de canciones que a tantos hicieron sentir nostalgia por una banda que volvió en su mejor forma. Y presentándonos un discazo, borrando de un plumazo los recuerdos de su etapa de “Lions”, que sin ser un mal disco, no estuvo a la altura de lo que era la discografía de uno de los grupos de rocanrol gringo más increíbles de los últimos 20 años. Tal vez “Warpaint” no vaya a dejar la grande en ningún lado, quién lo sabe. Pero no ponerle atención sería imperdonable. “Halellujah come and join the jubilee” canta Chris Robinson en ‘Goodbye Daughters…’. Ésa sí que es invitación.
Juan Ignacio Cornejo K.

No comments: